top of page

Síndrome de Estocolmo

Afuera llueve a cántaros y te escribo a vos que me cocinabas cuando yo era niño. Recuerdo y repaso con exactitud cada momento, cada palabra, cada cocción. Recuerdo los olores y los sabores todos de esos años de esplendor culinario tan nuestros. De tanto que lo hacías, se transformó en costumbre. Llegaba a tu casa dejando huellas de pan y vos me cocinabas una y otra vez cada día. Con el tiempo las recetas iban mejorando y todo era más sabroso. Los condimentos eran de lo más variado: Atún, ajillo, azafrán, vino blanco, laurel, membrillo, jengibre y anís, pimentón, chimichurri, romero, tomillo, coco, canela, porro, perejil. Si tan sólo pudiera verte, tocarte, sentirte, cuánto te pediría que me cocines otra vez. Si pudieras ver cómo he crecido, tan lejos, tan lejos de vos, cuánto quisieras cocinarme una vez más. Afuera llueve a cántaros. No sé por qué menciono y repito este húmedo dato meteorológico. Pero no importa. Te escribo a vos, bruja maldita, que me cocinabas cuando yo era niño y nunca, imbécil, nunca me comiste. Estomacalmente tuyo… Hänsel

Posts Destacados
Posts Recientes
Búsqueda por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
bottom of page